1º de mayo

Sabemos lo que es el odioso timbrado del despertador. Levantarse incluso antes de que se despierte el sol. Sufrir el látigo de todas las temperaturas, desde las más gélidas hasta las más abrasadoras, para invertir la mitad de la jornada en una actividad mientras soñamos con estar en otro lugar.

Conocemos la tortura del transporte público. El viaje incómodo, sin espacio personal, protegiendo cada segundo las pertenencias y luchando contra manos y codos ajenos. Los caprichos de los superiores. Los enormes sacrificios de los que son sus propios jefes. Las agujas del reloj, que caminan sin ningún apuro. La humillante espera hasta el día de pago. La última semana antes de cobrar. Lo complicado de administrarse cada mes. Tener que decir “no” a darse un gusto a uno mismo o a la propia familia porque no cierran las cuentas por ningún lado.

Somos conscientes de todo eso porque estamos ahí. Formamos parte de la masa de clase obrera que cada día vuelve a empezar con su rutina en un ciclo interminable, peleando con crisis económicas que nadie puede explicar y mucho menos resolver. Somos apenas un píxel en esa foto general de las multitudes que ayer se subieron como pudieron al tren/colectivo/subte y mañana, sin otra opción, lo harán de nuevo.

Sólo los y las laburantes sabemos lo que padecemos. Conocemos a fondo sus almas, sus ilusiones, sus miedos y sus calvarios, porque son los nuestros/as. Por eso, en este día no sólo queremos dejarles un saludo. También deseamos conmemorar que las grandes revoluciones se lograron cuando los trabajadores y las trabajadoras estrecharon sus manos. Como aquel 1º de mayo de hace 136 años, en el que gente como ustedes y nosotros cambiaron el mundo para siempre.

Así, igual que todos los años, en el Equipo de Amigos Solidarios hacemos una pausa para reflexionar y desearles a todos un FELIZ DÍA DE LOS/LAS TRABAJADORES/AS. Sí, también a nosotros y nosotras.