Panam es una artista que lleva dos décadas dedicándose a alegrarles las mañanas y las tardes a todos los chicos/as, que todos los fines de semana se sientan religiosamente frente al televisor para cantar y bailar con ella.
Detrás del vestuario, el maquillaje y la escenografía, cuando las cámaras se apagan, Panam vuelve a ser Laura. Una mujer que nunca perdió su esencia de chica del conurbano, que no se deja encandilar por los reflectores de la industria del entretenimiento.
Ella sabe lo que genera en las infancias. Pero no se sube a ese pedestal tentador. No quiere alejarse de ellos y ellas. Desea verlos/as felices, sonrientes, haya o no una escenografía detrás. Por eso, se suma a las iniciativas más solidarias con un placer pocas veces visto en personas con tanto reconocimiento público.
A través del Equipo de Amigos Solidarios, Panam les envió un saludo a los pibes y pibas del Hogar Arco Iris, al que fuimos a visitar en agosto. Pero hubo una sorpresa más: les regaló un puñado de entradas gratuitas para su espectáculo teatral de este 5 de noviembre.
Esa devoción por los chicos y las chicas sólo puede provenir de un corazón con luz propia, que brilla más que cualquiera de los reflectores del canal o del teatro. Ella es Panam. Y, al mismo tiempo, sigue siendo Laura.