La magia de Graciela

En la Zona Norte del Gran Buenos Aires, justo donde terminan Ingeniero Maschwitz y Garín, se ubica un pequeño y humilde barrio que muy pocos conocen, con calles angostas, casas en construcción y límites marcados por lonas y alambrados.

En Las Casitas es en donde sucede la magia. Y quien la pone en funcionamiento es Graciela, una cartonera y recicladora que, en sus momentos libres, logra lo inexplicable. Porque con muy poco, casi nada, pone en funcionamiento el lugar que ella misma llamó "Pequeños Luchadores". Allí alimenta no sólo a sus siete hijos, sino a todos los chicos y chicas del barrio que cotidianamente se acercan a su casa a ver la magia suceder.

No es un comedor formal. La infraestructura de su domicilio no es suficiente para eso. Pero cocina para todos y todas. Para su familia. Para los amigos/as de su familia. Para todo el que se quiera acercar a su casa. En un barrio donde sólo hay carencias, ella siempre tiene algo para ofrecer.

Por supuesto, la voz se corrió por toda su cuadra, por todo el barrio y también en pueblos aledaños. Hoy, Graciela y su “comedor” que no es comedor dan de comer a 140 familias de cuatro barrios distintos. Los chicos y chicas se llevan sus viandas tres o cuatro veces por semana. A este ritmo, hasta la magia tiene sus límites.