Uma tiene 8 años y, como cada uno de los 40 chicos y chicas que vive en el Hogar Arco Iris, tiene una historia fuerte sobre sus hombros. Separada de su familia biológica desde muy pequeña, se vio obligada a aprender a luchar contra todos los fantasmas de su pasado.
No está sola. Detrás de ella está Gabriela, la directora del hogar, quien se hace cargo no sólo de alimentar y darles techo a cada uno de sus pibes/as, sino también de su educación y contención.
Gracias al trabajo de Gabi, Uma entendió que la forma de enfrentar sus miedos, sus frustraciones, sus sueños e ilusiones era por escrito. Encontró en el papel y el lápiz un mundo tan interminable como ella quiera, en donde el límite lo ponga su propia imaginación. Y cada día se dedica a escribir, dibujar y pintar por horas, sin reglas que obedecer ni fronteras que respetar.
Caro tiene 43 años y, junto con su hermana, maneja desde hace dos años una librería en el barrio porteño de Almagro. Cuando se enteró de nuestro viaje a Florencio Varela, conociendo ella misma su debilidad por los peques, no dudó en buscar entre sus estanterías un regalo muy especial. “El diario íntimo, para mí, significa un montón porque es contar tus sentimientos y explayarte”, nos dijo mientras nos entregaba su confianza.
Uma y Caro no se conocen y probablemente nunca lo hagan, pero, aun sin saberlo, en este Día de la Niñez ambas se hicieron felices: una entregando su corazón y la otra recibiéndolo. O tal vez, destino mediante, se crucen dentro de mucho tiempo, se miren a los ojos y sientan esa conexión que nació a partir de un cuaderno con hojas en blanco y un lápiz, en ese universo en donde no hay más fronteras que la pasión y la imaginación.