Día de la Niñez en Florencio Varela: Regalos, emociones y una gran sorpresa

Fuimos a Florencio Varela con el entusiasmo cargado al 100 por ciento. Estábamos muy pendientes de ver sus ojos llenos de ilusión, sus sonrisas rompiendo los envoltorios, sus reacciones abriendo los regalos, sus caras ante las tantas sorpresas que les llevamos. Los pibes y pibas del Hogar Arco Iris tuvieron una previa espectacular del Día de la Niñez. Y nosotros/as también.

Desde hace semanas que venimos con la mirada fija en esta acción solidaria, recolectando juguetes, juegos y peluches, examinándolos, clasificándolos y empaquetándolos para los 40 chicos/as de entre 0 y 8 años que habitan en el hogar, quienes fueron separados de sus familias biológicas por cuestiones judiciales. Pero no quisimos repartir obsequios “al azar”, sino ir mucho más allá: buscamos que cada niño y cada niña tenga el regalo que esperaba. Que sepan que estuvimos pensando en ellos y ellas, con sus nombres y apellidos, con sus gustos y particularidades, con sus sueños y fantasías.

Con los autos estallados de paquetes, cada uno dedicado especialmente a su destinatario/a, encaramos para el Sur del Gran Buenos Aires. Sabíamos que Thiago es fanático de los dinosaurios, que a Mili le encantan los accesorios para su pelo, que Morena siente fascinación por las carteritas, que Ciro tiene talento para los juegos de encastre… El trabajo fue arduo y este sábado era el momento de gozar sus frutos.

Panam: el regalo final

Y dentro de los baúles aún quedaba lugar para una sorpresa extra: Panam, la ídola aclamada por los chicos y chicas de toda una generación, se tomó un momento para enviarles, a través de un video grabado por ella misma, un fuerte beso a todo el hogar. Como para terminar la previa del Día de la Niñez a todo trapo.

Cuando se investiga a fondo, se trabaja con pasión y se organiza todo con convicción, nada puede salir mal. La acción solidaria en Arco Iris fue un éxito, aunque con un detalle: los ojos llenos de ilusión no brillaron sólo en los más chicos. ¿O será que en el EAS seguimos un poco aferrados/as a nuestra infancia?