Nuestra clínica solidaria volvió a La Matanza

El merendero Dios Al Rescate nos volvió a abrir las puertas para terminar lo que habíamos empezado hace cuatro meses. Andrea y Karina, las pediatras que nos acompañaron desde el comienzo, armaron nuevamente sus consultorios improvisados dentro de las instalaciones del comedor para terminar de cerrar el círculo.

De los 50 chicos y chicas que se habían atendido aquella primera oportunidad, quedaban diez en seguimiento. Este sábado, se pudo dar conclusión. Y con buenas noticias: gracias a esta movida, cinco casos de tuberculosis tuvieron un tratamiento exitoso. El trabajo de los profesionales de la salud, sumado al esfuerzo de quienes organizaron las acciones solidarias y colaboraron con las donaciones, tuvo ese impacto que el EAS siempre está buscando.

Hoy, en Barrio Nicole hay cinco pibes y pibas que gozan de buena salud. Y otros 45, atendidos previamente, a los que también se les mejoró la calidad de vida. ¿Cómo no sentirnos orgullosos?

Barrio Primavera

Un ciclo se cierra, otro se abre. Cuando el sol de la mañana recién estaba empezando a calentar nuestros músculos, nos movilizamos hasta el jardín Mi Pequeño Solcito, también localizado en el partido bonaerense de La Matanza, para acercar nuestra “clínica pediátrica” a familias que no tienen acceso al sistema de salud.

Así, las aulas que todos los días son la educación de los peques, por esta vez, fueron consultorios. Karina y Andrea se encargaron de la clínica, mientras que Walter se ocupó del servicio de odontología. Al mismo tiempo, miembros del EAS cargaron cuidadosamente todos los datos y diagnósticos de cada caso en una planilla.

Por supuesto, ninguno/a de los 20 chicos y chicas que pasó por nuestro centro de salud se fue con las manos vacías: todos/as se llevaron un cepillo de dientes y un dentífrico. Y también se llenaron la panza, cortesía de las “seños” y de las donaciones de nuestros colaboradores.

Ahora, a esperar los resultados. Cuando volvamos a Mi Pequeño Solcito, que sea con buenas noticias.