La Patria no es un territorio ni sus límites. No son sus suelos fértiles. Tampoco sus lagos, ríos y montañas. No son sus climas ni sus prados.
La Patria no es una bandera que se suele enarbolar con orgullo en épocas de gloria deportiva y se guarda en un cajón ante las injusticias cotidianas. No es un idioma, un dialecto o una tonalidad de lenguaje, cambiante de provincia en provincia.
La Patria no es quienes la administran, algunas veces incapaces de ponerse de acuerdo y estrechar manos, como mínimo, en cuestiones elementales de supervivencia. Mucho menos los poderes económico, judicial y mediático, cuyas preocupaciones pasan por dimensiones lejos del alcance del pueblo.
Ese concepto tan amplio, tan abstracto e intangible que defendemos cada 25 de mayo no radica en un rectángulo de tela, un pedazo de tierra o quienes quieren gestionarla. LA PATRIA es, ni más ni menos, su gente.
Los que habitan dentro de las fronteras, con sus historias individuales y colectivas, con sus costumbres, con sus culturas tan diversas y tan unificadoras a la vez, con sus corazones únicos y alineados bajo un cielo simbólico, son La PATRIA. Así es como nos reconocemos a nosotros mismos en los ojos del que está al lado y podemos decirnos “hermano, no estás solo”. Sentimos lo que sufren otros en algún rincón olvidado de esta tierra, nos acompañamos y prometemos que de las malas salimos entre todos nosotros.
Estamos convencidos de que esta PATRIA son ustedes y nosotros. Por eso, más allá de las interminables crisis, tenemos un futuro sin techo. FELIZ DÍA para todos.