
Allá, donde sólo existe el eco del vacío, donde no se oye más que los gritos de las necesidades más elementales, acompañados por el hedor de la desesperanza y la amarga impotencia de la desigualdad. Allá, en los rincones más olvidados de la civilización, sólo queda una cosa por hacer: empezar a construir.
Gimena aún está haciendo el profesorado, pero no quiso esperar. El tiempo no tiene piedad con las carencias. Conoce la tragedia de la necesidad sin que nadie se lo haya contado. Así, con un grupo de colegas, puso en marcha su ambiciosa visión.


En el seno del Barrio Primavera, González Catán (Gran Buenos Aires), las chicas pusieron el primer ladrillo de su futuro jardín de infantes: Mi Pequeño Sol. Luego, el segundo. Sin darse cuenta, ya tenían una base. Y poco a poco, el edificio fue tomando forma. No es difícil cuando la guía es una visión tan clara como noble: no sólo se les brindará a los niños y niñas del lugar una educación, sino también comida, contención y cobertura de las urgencias más básicas.


Nadie dijo que sería fácil. El barrio carece de agua potable y cloacas. No tolera una tormenta sin anegarse. Los latigazos del sol son más fuertes en verano y el frío del invierno golpea sin misericordia.
Allí, donde sólo hay vacío, es posible edificar un futuro, si los cimientos son la esperanza, la solidaridad y la empatía. Y ahí estará el Equipo de Amigos Solidarios, con la pala y el cemento en mano, para colaborar en la construcción de un mejor porvenir.
¿Qué necesitan?
En esta acción solidaria estaremos haciendo foco en el siguiente material:
- Pizarrón;
- Estufas;
- Ventiladores;
- Armario;
- Útiles escolares: hojas, cartulinas, goma eva, afiches, papel crepé y pinceles.
¡Contamos con tu colaboración!
