El Equipo de Amigos Solidarios fue a Villa Fiorito a romper todos los prejuicios

Así como cualquier barrio en lo que lo único que sobra son necesidades, Villa Fiorito reposa sobre sus espaldas una suerte de estigma. A pesar de encontrarse en una zona estratégica del conurbano sur de Buenos Aires, una gran cantidad de habitantes hace notables esfuerzos por evitar transitar por sus calles y hasta prefiere trazar un camino más largo para acceder a la Capital Federal.

También es innegable que Fiorito carga con un simbolismo de raíz maradoneana, que puede generar en los millones de fanáticos del ídolo una conexión romántica con el lugar. Pero ni siquiera así se desvanece el estigma. La única receta para espantar a los fantasmas del prejuicio es pararse entre sus calles y dejarse abrazar por la calidez de un barrio que tiene mucho más por ofrecer que ese espanto injustificado.

La Asociación de Lucha contra la Drogadicción (ALUD) nos abrió las puertas de este pueblo que tiene todas las carencias que te imagines, excepto solidaridad y respeto. Gladys, Elena, Walter, Lito y Vivi nos hicieron sentir el calor en este “domingo de feria”, el evento masivo que se celebra cada fin de semana en las calles del barrio.

Tras la descarga de la enorme cantidad de material, nos sentamos a charlar. Gladys, todavía líder de la institución a sus 78 años, tomó la iniciativa. Walter, quien asoma como su sucesor en esta ardua pelea cotidiana, se animó a contar su historia. Lito, sin asumir el protagonismo, aportaba su simpatía innata; Vivi, visiblemente emocionada, nos entregó un reconocimiento en forma de diploma que nos llegó al corazón. La hospitalidad de Fiorito quedó impecablemente simbolizada en los representantes de ALUD.

Desde 1978 que ALUD ayuda a los habitantes de Fiorito a alejarse del mundo de las drogas y la violencia. En un comienzo fue a través de una murga comunitaria; en la actualidad, lo hace desde cursos de oficios para ofrecerles a los asistentes una salida laboral.

Entre sus talleres, se destacan el de albañilería, panadería/pastelería, electricidad y costura. Y para reforzar esta noble causa iniciada hace más de cuatro décadas, el Equipo de Amigos Solidarios llevó material indispensable para el desarrollo de sus clases.

Desde una batidora planetaria hasta moldes; desde una máquina de coser hasta cables y herramientas; desde maniquíes hasta hilos y agujas. Y todo fue posible gracias a nuestros colaboradores y sus gigantescos corazones, donde no penetran los prejuicios más injustos ni tienen efecto los estigmas más dolorosos de la sociedad.