Julia

Pide la palabra y todos, absolutamente todos, hacen silencio. Su equipo de trabajo la mira sin pestañar: sabe de antemano que el discurso va a ser épico y les hará temblar hasta el último hueso de sus cuerpos.

Julia, como siempre, les habla desde el corazón. No conoce otra manera. Por eso la reconocen no como la autoridad, sino como la líder. La capitana del equipo.

Y en su rol de capitana, dispara flechazos motivacionales para todos lados, los cuales pondrían en vergüenza a cualquier leyenda guerrera de la historia. Ellos, una vez terminado el discurso, asumen la inyección de adrenalina y quedan listos para salir a la calle a comerse cruda a una realidad que nunca perdona.

El orden, la prolijidad y la atención el detalle forman parte de las cualidades de Julia, quien resume sus propias características como “una hinchapelotas”. Está detrás de todos, todo el tiempo, estimulándolos, regañándolos si es necesario, siempre en función de que nunca se detenga el engranaje.

La tarea es inmensa e interminable, pero tiene un premio a la altura del desafío: el futuro de los más de 30 chicos y chicas que están en las manos de “Altita en el cielo”. Por eso es necesario para Julia mantener el fuego encendido en el corazón de cada uno de sus colegas.

“Los amo profundamente. Y lo saben”, cierra la líder guerrera. Pásennos una espada. Estamos listos para la batalla.