Por la ruta provincial 22, en el extremo sur de Santa Fe, se esconde este pequeño pueblo poco conocido por quienes viven en las grandes urbes del país. Tal vez esa fama tan limitada es el secreto de los 700 habitantes de General Gelly para destacarse como una comuna tranquila, simple y pacífica, en contraste con el apabullante vértigo de las metrópolis.
Por una pequeña variante en el itinerario, decidimos abrir esta jornada solidaria en Gelly. Llegamos alrededor del mediodía y de inmediato nos trasladamos al SAMCO, la sala de primeros auxilios que, al mismo tiempo, cumple el rol de centro de salud más importante de la localidad.
Mariela, nuestro contacto en la provincia, fue nuestra guía en esta aventura solidaria por duplicado. En el SAMCO, además de insumos médicos, descargamos material de uso cotidiano como tensiómetros y nebulizadores, fundamentales para el tratamiento de los aproximadamente 300 pacientes que asisten al centro de salud. Y como frutilla del postre, recibieron una heladera para mantener la temperatura justa de los medicamentos.
No fue fácil alcanzarles tantas donaciones. Tremenda ironía de la vida: el trabajo fue duro y, al mismo tiempo, liviano. Será que Gelly nos trasladó una paz que significó para nosotros, tan acostumbrados a la precipitación constante de los centros urbanos, una pausa necesaria.