Te podríamos decir mil cosas que nos encandilan de esta imagen.
Nos gustaría contarte que este niño volvió satisfecho a su casa después de una tarde distinta. Que este sábado fue muy feliz. Que el contenido de ese paquete que lleva bajo su brazo le va a robar una sonrisa por un rato, una semana, un mes o lo que dure su tierna infancia.
Quisiéramos decirte que el trayecto hasta su casa será repasando cada momento que presenció esta tarde. Que, mientras le dure la adrenalina, va a charlar con su mamá sobre su parte favorita del día. Que el color de los globos que se llevó a casa es el símbolo de su equipo de fútbol preferido, o tal vez una simple coincidencia, y que, cuando llegue, se los va a mostrar al resto de su familia y amiguitos.
Que lo que le haya tocado en ese paquete podría significar la entrada a un mundo de fantasía, adonde pueda acudir cuando necesite olvidarse de la asfixiante realidad que lo rodea.
Desearíamos saber lo que expresan sus ojos en ese momento. Y quisiéramos volver dentro de un tiempo y que la cámara lo capture de frente, ya más crecido, para saber si le quedó alguna marca de lo que fue este sábado.
Nos encantaría saber cuál es la historia que se esconde detrás de esta foto. Porque estamos convencidos de que toda imagen esconde un sinfín de posibilidades para interpretar.
Te podríamos decir mil cosas. Pero por esta vez, mejor no.
Cuando la obra de arte es tan perfecta, cuando lo que entra por los ojos es más poderoso que cualquier palabra que se haya inventado, ¿para qué te voy a aburrir con interpretaciones?