No sé si te diste cuenta. Todos los niños y niñas en algún punto sueñan con la adultez, porque creen que los grandes son libres de hacer lo que les plazca. Y es recién en la adultez que entienden que en la infancia está la libertad plena.
Y ahora que te pusiste a pensar en paradojas, ¿viste que los grandes piensan soluciones rebuscadas a todo, mientras los más pequeños resuelven cualquier cosa con simpleza? No sólo eso: los mayores suelen buscar la felicidad en inalcanzables, en el vacío de lo material. Los peques, en cambio, son felices con un abrazo, con una golosina, con una tarde con su adulto favorito.
Vamos un poco más allá: los pibes/as juegan a que son grandes y tienen responsabilidades, ¿pero los adultos y adultas siempre se hacen responsables de todas sus cargas? ¿O más bien sueñan con vivir livianos y sin mochilas pesadas en sus espaldas?
Los niños y niñas siempre están pendientes de las enseñanzas de los y las mayores. Los y las mayores, en cambio, no se dan tiempo para vislumbrar que en las infancias se comparte, se empatiza, se sueña en grande, no se prejuzga y se propagan un sinfín de otros valores perdidos entre los calendarios.
Por eso, aprovechamos este Día de las Infancias para pedirte algo. Cuando sientas que perdés el control, que ya no tenés libertad, que el mundo es rebuscado, que tus hombros ya no pueden con tanto peso, que no recordás en dónde dejaste tus valores… te pedimos que los mires a ellos. O mejor todavía: que te mires a vos mismo, bien adentro, ahí donde está guardado tu “yo” de hace muchos años. Acordate de que la felicidad, sea lo que sea, está en lo pequeño. Y los pequeños lo saben (valga la paradoja), aunque todavía no lo sepan.
¡FELIZ DÍA DE LAS INFANCIAS!