No estamos locos, sabemos lo que queremos

Esa palabra que se volvió todo un concepto. “¡Qué loco!”, “¿Estás loco?”, “Estoy re-loco”, “sos un loco”… ¿Cuántas veces por día la pronunciamos? Y siempre cambiando su significado, a veces como elogio, a veces como sinónimo de atrevimiento o de rebeldía, incluso como un estado mental momentáneo.

Parece que hay palabras que evolucionan por peso propio. Detrás del velo de estos simpáticos usos cotidianos, sin embargo, se esconde algo. A alguien, mejor dicho. Es que, en definitiva, si todos estamos “locos”, nadie está loco.

Al final, este “loco”, que se ganó el apodo por ser demasiado extrovertido, utiliza con orgullo el mismo calificativo que aquel “loco” que debió ser internado, así como el “loco” que se tiró a la pileta en una noche de invierno se equipara al “loco” que tiene que tomar medicamentos dos veces por día.

Ahora “locos” somos todos. Ya no queda lugar en el diccionario cotidiano para ellos, que quedaron marginados a tecnicismos y eufemismos. Y de esta forma es como resultan invisibilizados: si no nos podemos referir a ellos, no existen.

Así se sienten los internos en el Hospital Borda. Invisibilizados. Ignorados. Discriminados. Desamparados. Olvidados. Despreciados, al punto que hasta su “palabra” han perdido.

Pero como siempre sucede, cada tanto aparece gente que sabe mirar más allá, logrando ver lo invisible y recordar lo que todos los demás olvidaron.

Las chicas de Unidas por el Borda cargan con esa esencia. Desde hace varios años que comenzaron a trabajar en el hospital psiquiátrico sin más armas que su propia fuerza de voluntad, contra todo y contra todos, “para que ellos, que no tienen ni voto ni voz, logren una mejor calidad de vida, que no se sientan discriminados y tengan en claro que son queridos, cuidados y respetados”, en sus propias palabras.

En el Equipo de Amigos Solidarios estamos orgullosos de cruzarnos con corazones como los de ellas, tan ansiosos de brindarse para los demás, de abrirse al mundo, de aportar lo que esté a su alcance para marcar una diferencia. Somos como ellas, como tantos otros corazones dispuestos a dar. O al menos, lo intentamos. Pero no estamos locos: sabemos lo que queremos.