Este mes Sil y Caro dieron con Mirta y su equipo. Ella es la maestra de muchos de los chicos que viven en el asentamiento Los Hornos, de José C. Paz. Consciente de los problemas que existen en el barrio, va con familiares a cocinarles y a pensar en qué otras cosas pueden colaborar.
Para llegar caminan unas quince cuadras por las vías del tren San Martín, porque es la única manera de cruzar un arroyo que separa el asentamiento del barrio lindero. Llevan todo lo necesario al hombro para cocinar allá.
Pensamos que la mejor ayuda era conseguir un carro con ruedas de moto que les iba a facilitar muchísimo el traslado y hasta cambiar de vías cuando viene el tren de frente. Pero... ¿cómo podíamos conseguirlo?
Sabri y Moni, las encargadas de las compras consiguieron uno en el barrio Las Catonas. Mario, el encargado de logística, se fue a buscarlo en moto para traerlo enganchado al paragolpes. Tiene un tamaño ideal pero con un detalle importante: tenía sólo la estructura de hierro y las ruedas. Mario consiguió las maderas y la pintura para forrarlo, pintarlo y dejarlo impecable.
También pudimos llevarles muchísima mercadería y utensilios de cocina gracias a la donación de Tira del comedor Corazones alegres y la de todos nuestros colaboradores de fierro que todos los meses nos acercan dinero y productos.
Nos fuimos hasta allá a llevarles las cosas con un flete y ayudar a cocinar. Esta vez les tocó ir a Moni, Mario y Gonza. Nos ubicamos en un baldío junto al barrio. Pusimos unos fierros arriba de unos ladrillos que sirvieron de parrilla. Un capot abandonado sobre una goma de camión sirvió de mesada. De a poquito un guiso espectacular se fue haciendo. Los chicos se fueron acercando con su vianda y su timidez, pero enseguida mostraron una sonrisa a medida que los saludábamos. Se quedaban un ratito con nosotros esperando su porción y enseguida se iban corriendo. Si notábamos que algunos chicos que siempre se alimentan ahí no estaban presentes, íbamos a sus casillas con una vianda, para que el alimento del día no les faltara.